Una vieja casa de veraneo que combina sencillez y respeto a su esencia. Esta residencia, una planta baja situada en Calella de Palafrugell, se reformó siguiendo las últimas tendencias en decoración pero reforzando los rasgos más genuinos, como el juego de arcos del pasillo y la sala. La zona de los sofás, anteriormente una habitación cerrada, se abrió al comedor a través de un arco simple a imagen del doble ya existente. En el comedor se amplió el viejo armario empotrado reproduciendo fielmente su estilo, que combina muy bien con los postigos de las ventanas, conservados en todas las habitaciones.
Todas las aberturas se pintaron de gris claro, un color que harmoniza con el suelo de cemento pulido presente en toda la casa y los baños, donde estantes y duchas son hechos de obra y estucados a la cal. El blanco de las paredes ayuda a crear el ambiente sencillo y luminoso que impregna el espacio, donde la colección de obras de arte de los propietarios es protagonista. En el exterior se construyó un porche -pavimentado también con cemento pulido para dar continuidad- que actúa como un alegre comedor de verano. Cabe destacar también la habitación de los niños por la que, dadas las dimensiones reducidas del espacio, se encargaron muebles hechos a medida que, gracias a una inteligente disposición y la elección del color blanco, evitan la sensación de sobrecarga.
