En los años sesenta Albert Tané se convirtió en el albañil de Josep Pla, para quien hizo varias reformas en el célebre mas de Llofriu. A raíz de esta relación profesional, Tané y Pla establecieron un cierto vínculo personal que se refleja en los diarios que se han ido publicando después de la muerte del escritor.
Recientemente se han editado tres de estos diarios, recopilados en el volumen La vida lenta, en el último de los cuales, correspondiente al 1964, aparece a menudo Albert Tané. Por ejemplo, se relata una comida en Besalú y otra en Olot, de donde Albert era originario.
Es sólo una pequeña anécdota, pero siempre hace gracia ver inmortalizados aquellos que te han precedido en la obra literaria de un gran escritor, aunque sea en unos diarios escritos sin intención de ser publicados. He aquí los fragmentos:
